Archivo XV

Id de archivo: 0015

Título: El ladrón que robaba a los ricos para hacer justicia a los pobres

Grabó: Diego Angello Gutiérrez Alvarado

Año: 2023

Región: Alcaldía Miguel Hidalgo, Ciudad de México, Valle de México.

Espacios de aprendizaje: Comunitario, familiar.

Nombre de la persona que da la voz: Luis Ortega

Notas/Caracterización: El objetivo de esta investigación fue encontrar narraciones orales personales y/o comunitarias, recopilarlas y clasificarlas según el género literario oral en el que se enmarquen. El trabajo de campo se realizó entre los meses de noviembre y diciembre del 2023 en regiones concretas del centro, este, norte, y sureste de México.

Una vez recogido, se decidió clasificar el material por región geográfica con la finalidad de tener un mosaico más o menos variado de las narraciones, con la intención de crear en un futuro un mapa de literatura oral. Por tratarse de un corpus pequeño, de momento, se tomó la decisión de crear un identificador muy sencillo para los archivos de audio, así como para las transcripciones, mismas que se reproducen aquí.

En el siguiente ejemplo, nos encontramos con la leyenda que dio origen a una famosa frase que se emplea cuando se encuentra a alguien in fraganti, cometiendo un delito. Si bien es cierto que los hechos narrados tienen cierta veracidad, no hay razón para demeritar el valor literario que contiene, sobre todo porque es una historia que otorga una identidad al espacio geográfico en el que se enmarcan tales acontecimientos y forma parte de la herencia cultural y literaria de esta región, a la vez que explica el origen de una sentencia popular.

Transcripción:

José de Jesús Negrete Medina, mejor conocido como el Tigre de Santa Julia, fue un ladrón justiciero. El Tigre de Santa Julia fue conocido por ser una especie de Robin Hood mexicano que ayudaba a los pobres, sin embargo nadie conoce el día de su nacimiento, se sabe que fue en agosto de 1873 en el municipio de Cuerámaro, Guanajuato. Ingresó al ejército en 1895 y llegó a ser sargento segundo del tercer batallón de artillería, no obstante no comulgó con la vida de la milicia y desertó de su puesto para irse a vivir a la capital del país. Luego de abandonar el ejército llegó a vivir a la Ciudad de México en el antiguo barrio de Santa Julia que hoy en día abarca la colonia Tlaxpana y parte de la colonia Anáhuac, en la la alcaldía Miguel Hidalgo, fue donde conoció a Tomás Peña, Fortín Mora, Gregorio Mariscal y Pedro Mora quienes fueron sus compinches en el asalto a la hacienda de Aragón, sin embargo no lograron su cometido pues fueron capturados y encerrados después del robo, pero Jesús Negrete logró escapar de la penitenciaría asesinando a dos guardias, fue este crimen lo que le valió el sobrenombre de El Tigre de Santa Julia, pronto se hizo famoso, pues el atentado fue publicado en el periódico El Imparcial, contrario a lo que podía esperarse sus actos fueron vitoreados por algunos, pues se dice que de su botín siempre compartía una parte con los que menos tenían. Célebre bandolero para unos, despiadado asaltador para otros. El Tigre alcanzó tanta popularidad que incluso le compusieron un corrido. Tantos crímenes lo convirtieron en uno de los delincuentes más buscados por la justicia hasta el 30 de mayo de 1906 que por fin fue capturado. Lo sorprendieron cerca de su casa, cuenta la leyenda que estaba haciendo del baño cuando lo apresaron en el callejón del nopalito, en el barrio de Puerto Pinto en Tacubaya, de aquí nace la expresión que seguramente han escuchado “lo agarraron como el tigre de Santa Julia”. Esta frase se usa para referirse a alguien que es sorprendido mientras usa el inodoro o que está en una situación incómoda. Después de haber sido aprehendido fue trasladado a la cárcel de Belén donde esperó su ejecución hasta la mañana del 22 de diciembre de 1910. Afuera de la cárcel la gente esperaba ansiosa conocer el desenlace, algunos guardaban la esperanza de que lograra fugarse, los fusiles sonaron y El Tigre cayó sin vida. Horas después varios periódicos anunciaron la noticia. A las seis y veintisiete de la mañana Jesús Negrete pagó en el patíbulo todos sus crímenes.

Audio:

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