Archivo XII

 Id de archivo: 0012

Título: [Los chaneques en el rancho de mi tío]

Grabó: Diego Angello Gutiérrez Alvarado

Año: 2023

Región: Cdad. Juárez, Chihuahua

Espacios de aprendizaje: Experiencia personal, anécdota.

Nombre de la persona que da la voz: Julio Cesar Vázquez

Notas/Caracterización: El objetivo de esta investigación fue encontrar narraciones orales personales y/o comunitarias, recopilarlas y clasificarlas según el género literario oral en el que se enmarquen. El trabajo de campo se realizó entre los meses de noviembre y diciembre del 2023 en regiones concretas del centro, este, norte, y sureste de México.

Una vez recogido, se decidió clasificar el material por región geográfica con la finalidad de tener un mosaico más o menos variado de las narraciones, con la intención de crear en un futuro un mapa de literatura oral. Por tratarse de un corpus pequeño, de momento, se tomó la decisión de crear un identificador muy sencillo para los archivos de audio, así como para las transcripciones, mismas que se reproducen aquí.

El presente ejemplo recoge uno de los elementos narrativos más recurrentes en el imaginario cultural de las regiones del sureste del país: el chaneque. Este personaje mitológico vuelve aquí para añadirle una capa más al valor de verdad que recubre su leyenda, ya que no se trata de un caso aislado, sino que es uno más de los tantos que abundan en la región. 

Transcripción:

 ¿Qué tal? Voy a contarle esta anécdota. Esta anécdota… este… sucedió en un rancho, en un rancho… allá cerca, cercano a Acayucan, Veracruz. Por allá hay muchos ranchos y ese rancho era de un tío, entonces teníamos nosotros este… algunas veces mi abuelita, mi abuelito me decía pues váyanse al rancho allá con su tío y esa vez pues nos animamos a irnos al rancho. Fuimos al rancho, todo muy bonito en el rancho, una vida muy, muy bonita, ajetreada porque todo mundo se levanta temprano, cuatro de la mañana están arriba, que hay que ir a ordeñar a las vacas, que hay que ir esto, el sembradío, lo que ustedes quieran. La cuestión es de que en ese rancho del tío sí fuimos y hacíamos todas esas actividades, jugábamos carreritas con los burros, en los arroyos tan bonitos nosotros agarrábamos muchos tegogolos, los tegogolos son especies como de caracol que venden, que se vende mucho, este, en, en Catemaco, Veracruz, hay mucho, pero en ese rancho había también bastante. Bueno, la cuestión que en ese rancho se suscitaban muchas cosas en la noche, una vez que oscurecía decía el tío, mi tío Pablo, me acuerdo que decía: miren, hijos, en las noches aquí se escuchan muchas cosas, muchos ruidos, ¿sí? No se vayan a asustar y va haber ocasiones en que van a escuchar como que se abren las puertas, que abren esto, abren otro y esos son los chaneques, que también les llaman duendes, ¿sí? Entonces ehh… no se asusten, dice, eso pasa mucho por aquí, ah okey; pero uno todo así como que ay caray me vaya a pasar eso y yo qué voy a hacer, pues resulta ser que una noche, yo también yo era muy, este… yo no creía en esas cosas, entonces sucedió que una noche  yo me desperté como a las dos, tres de la mañana, y este… y empecé a escuchar ruidos, clarito escuché que quitaron una cadena que ponían en la cocina y se metían y hablaban y se escuchaban cuchicheos así, pero al mismo tiempo también escuché que estaban abriendo los cuartos y se metían. Yo me tapé de pies a cabeza porque me dió miedo tremendo y dije no, no, no, me voy a tapar y me tapé y me daba miedo y de tanto era mi miedo que no pude hablarle a mi tío de que alguien se estaba metiendo, pero ahí me quedé, quietecito, quietecito, y sí se metió alguien,se escuchaban voces y olía mucho a borracho, así bastante a borracho y dije ay, dios mío. Pus yo no sé qué tiempo pasó todo eso, pero la cuestión es de que tanto era mi miedo y yo cerré mis ojos y me quedé bien dormido. Cuando yo desperté ya en la mañana entró mi tío y dice qué tal haber, díganme, qué tal durmieron, descansaron o no, entonces yo lo primero que le dije a mi tío, sabe qué tío anoche se metieron a la cocina y se metieron a los cuartos y había alguien que caminaba y olía mucho a borracho y se oía feo tío, y dice ay, hijo, eso eran los chaneques, los duendes que les dije, si escuchaban algo no se asusten, no, no. Ahorita voy a sahumar la casa, entonces agarraba el copal, esas cositas que usan para, para sahumar, así, huele muy bonito y él con sus oraciones toda la casa la recorrió y todo, todo, todo, y, y por las noches yo hasta me quedaba hasta tarde despierto a ver qué pasaba y no, ya no pasó nada. Entonces sí sirvió lo que hizo mi tío ¿verda? pero sí era algo tremendo, o sea, hijole, no, tú no puedes creer nada hasta que, hasta que lo ves o lo escuchas…

Audio:

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